Existen microorganismos que pueden interferir de alguna manera en
el normal funcionamiento del cuerpo humano. Algunos tipos de bacterias u hongos
pueden infectar al cuerpo y formar colonias en órganos o tejidos específicos;
ya sabéis que los virus invaden las células sanas y provocan que éstas
sinteticen más virus, matando, generalmente, a muchas células en el proceso.
En el caso de enfermedades infecciosas es importante darse cuenta
de que también pueden ser causadas por parásitos, que se establecen fácilmente
en los intestinos, el torrente sanguíneo o los tejidos. Así que, la primera
línea de defensa propia del cuerpo contra los agentes infecciosos es impedir la
entrada o el establecimiento de dichos microorganismos y estos mecanismos de
protección incluyen, en primer lugar, la piel para que los bloquee, las
lágrimas y la saliva para sacarlos y las secreciones estomacales y vaginales
para eliminarlos, por esa razón es tan importante contra la acción de esos
microorganismos invasores conservar limpia la piel, comer adecuadamente, evitar
alimentos y líquidos contaminados y, en general, evitar la exposición
innecesaria a las enfermedades.
La siguiente línea de defensa del cuerpo es el sistema
inmunológico, a través del cual, los glóbulos blancos actúan sitiando a los
invasores o produciendo anticuerpos específicos que los atacarán (o facilitarán el ataque por otros leucocitos). Si se sobrevive a la invasión, algunos de estos anticuerpos
permanecen en el organismo junto con la capacidad de producir rápidamente
muchos más, de este modo, en el futuro, el sistema inmunológico estará
preparado para controlar ese tipo de microorganismos y será capaz de limitar o
prevenir la enfermedad. Sin embargo, las enfermedades infecciosas no son la
única amenaza a la salud humana, ya que las partes o sistemas del cuerpo pueden
funcionar de manera inadecuada por razones meramente internas, sin embargo,
algunas alteraciones en el funcionamiento de los procesos corporales se deben
principalmente a genes anormales que pueden tener efectos directos, como causar
hemorragias, o incrementar la susceptibilidad del cuerpo para desarrollar
enfermedades particulares, como depresión mental u obstrucción de arterias.
Dichos genes pueden haberse adquirido por herencia o ser el
resultado de la mutación de una o varias células durante el desarrollo de la
propia persona. Puesto que el funcionamiento adecuado de un solo gen o de un
par puede ser suficiente para llevar a cabo una buena función, muchas
enfermedades genéticas no llegan a aparecer a menos que un gen defectuoso se
herede de ambos padres quienes, por la misma razón, pueden no haber tenido
síntomas de la enfermedad. Ahora bien, hay que tener presente el nivel de
anormalidad que se da en las dietas de los países industrializados, que ha
pasado del consumo de verduras crudas y derivados animales, al de cantidades
excesivas de azúcar refinada, grasas saturadas, sal, así como de cafeína,
alcohol, nicotina y otros fármacos.
El sedentarismo es otro cambio que constituye uno de los grandes
peligros del estilo de vida, que fue mucho más activo en otros tiempos, así
como la existencia de contaminantes ambientales, acústicos y de tensión
psicológica por el tipo de vida en aglomeración, agitación y en ambientes
sociales de cambios muy rápidos, por lo que cada vez cobra una mayor
importancia volver a lo natural, reconciliarse con la naturaleza y despojar al
cuerpo de todo aquello que lo consume.
Angel Luis Fernández
También en la biografía de Bey Gutiérrez
Publicado
por “Isis Alada” Vida Sana
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