¿Sabes
cuántos químicos hay en tu menstruación? ¿Y en las compresas y tampones que
usas para contenerla? Aquí te lo contamos
De pequeñas nos
dijeron que la menstruación
marchitaba las flores, agriaba
la mayonesa, pudría las verduras o provocaba que la masa del pan y los pasteles
no subiera. También nos advirtieron de que no fuéramos a la playa, que no
debíamos ducharnos ni lavarnos el pelo durante esos días y que
era mejor que no cogiéramos a
los bebés en brazos por-lo-que-pudiera-pasar.
¿Es
tóxica la sangre de menstruación?
Todo los mitos
y leyendas que rodean a la menstruación han contribuido a que
esta sea considerada aún hoy en día un producto contaminante. Algo sucio que debemos esconder. Una maldición que llega cada 28 días más o menos y
de la que solo nos libraremos cuando dejemos de ser fértiles.
Sin embargo, un grupo de mujeres de la Universidad
de Granada se han propuesto invertir esa creencia y conseguir así que veamos la
menstruación de una manera diferente.
¿Cómo de contaminada
está nuestra menstruación?
La ginecóloga Enriqueta Barranco, directora de la Cátedra de Investigación Antonio
Chamorro-Alejandro Otero, es la coordinadora junto a Olga Ocón Hernándezde un
proyecto de investigación pionero en el mundo que, por primera vez, estudia los productos químicos escondidos en
la sangre menstrual.
Enriqueta se dio
cuenta de que algo estaba pasando con la menstruación de las mujeres. Cada vez
más mujeres acudían a la consulta ginecológica quejándose de dolores
menstruales, y la
prevalencia de la endometriosis en España no dejaba de crecer.
Eso le hizo plantearse
que ese algo que tenía a las mujeres prisioneras del dolor
menstrual podría estar en la misma sangre de la menstruación. Y que quizás la regla no era el producto
contaminante que nos habían hecho creer, sino uno contaminado.
Era 2015 y Enriqueta
aprovechó las redes sociales para hacer un llamamiento: necesitaba donantes de sangre menstrual. “Contacté con las mujeres que habían dicho
que no tenían ningún problema en donar y comenzó el proceso de recogida de la
sangre”, cuenta Enriqueta. “Al final reunimos menstruaciones analizables de 70
mujeres”, explica la doctora Barranco.
Las 70 participantes tuvieron que recoger su
menstruación, congelarla, enviarla al biobanco de la Junta de Andalucía y
cumplimentar un cuestionario epidemiológico en el que se les preguntaba si
tenían dolor menstrual o no, si sangraban mucho, si se teñían el pelo, usaban
cremas corporales o si vivían en la ciudad o en el campo, entre otras 100
cuestiones. Además, las mujeres participantes no tenían que ser usuarias de
métodos anticonceptivos hormonales y debían recoger las muestras de sangre a
través de una copa menstrual.
“La primera parte, ya
publicada, habla sobre la presencia de contaminantes persistentes y
pseudopersistentes que son, fundamentalmente, los parabenos y las
benzofenomas”, cuenta aPlayGround Enriqueta.
Un total de 10 químicos fueron encontrados en la
sangre menstrual de 25 mujeres y “al menos 6 de ellos aparecen en todas las
menstruaciones”, incide la doctora Barranco.
Para Barranco, la relación entre la presencia de estos químicos y
el aumento de los casos de dolor menstrual y endometriosis está clara. Los parabenos se parecen mucho desde el punto
de vista a molecular a los estrógenos, por lo que cuando estos químicos pasan
al organismo producen un efecto disruptor.
Un total de 10 químicos fueron encontrados en la
sangre menstrual de 25 mujeres y “al menos 6 de ellos aparecen en todas las
menstruaciones”
“Por ejemplo, hay un
parabeno (el butylparabén) que aparece en mucha mayor cantidad en mujeres que
dijeron que tenían dolores
menstruales que en aquellas
que no tienen”, cuenta Enriqueta. Y en el caso de la endometriosis,
“probablemente la sangre menstrual que cae al peritoneo (está demostrado que en
más del 90% de los casos la sangre menstrual cae a la cavidad abdominal)
contenga productos agresivos que hacen que aparezca” esta enfermedad.
“También tiene
relación con el sangrado menstrual abundante”, cuenta Enriqueta. Y añade: “ la cantidad de
sangre que las mujeres pierden en sus menstruaciones forma parte del mismo
cuadro: si hay más estrógenos de los que debería haber biológicamente... se
sangra más”.
El problema de los
parabenos, como en
el caso de otros disruptores endocrinos, es su presencia masiva en
nuestra vida. Se encuentran
escondidos en productos tan comunes como los champús, ciertos ambientadores,
cremas o en ciertos productos de higiene femenina. Enriqueta menciona incluso
“productos para refrescar la vulva que solo contienen parabenos, u otros para
aliviar las molestias en las mamas”.
“Hemos creado una
cultura sobre la higiene de la vulva, sobre el olor o lo limpia que tienes que
ir que la industria de la regla ha aprovechado para elaborar cientos de
mensajes subliminales”, añade
Enriqueta.
Precisamente esta
lógica perversa de la menstruación como algo sucio, de la necesidad de higiene
y de que no se note que tenemos la regla ha provocado que las compañías de
productos de higiene menstrual no dejen de bombardearnos con productos para
camuflar el olor, nuevos tejidos para compresas o tampones
ultra-absorbentes. Unos
productos cuyos ingredientes no conocemos y que también nos afectan más de lo
que pensamos.
Los tampones y
compresas que te pones también tienen productos químicos
El enemigo allá abajo
no solo está en las cremas y champús repletas de parabenos, sino en las compresas y tampones que usas cuando
tienes la menstruación. ¿El problema? No se conoce de qué están hechos y las
marcas no tienen la obligación de indicar los ingredientes en los paquetes. Eso
es algo que pudieron comprobar desde la Asociación para la Difusión de la Copa Menstrual
y la Cultura Femenina (ADCM). “En las charlas que hacíamos para informar sobre la
copa menstrual siempre nos preguntaban por el material y yo siempre les
contestaba '¿Tú te pones tampones en la vagina y le has preguntado al señor de
tampax que llevan esos tampones?'”, cuenta Adriana, una de las activistas de la ADCM.
"Decidí mandar un
email a la empresa preguntándoles por el material de las compresas y los
tampones. Su respuesta: no están obligados por ley a decir cuáles son los
componentes”. La única información
que se conoce es que los tampones están hechos de materiales como algodón,
rayón e hilos sintéticos.
La respuesta que
recibió Adriana
Esto se debe a que los tampones y las compresas son catalogados
como bienes de consumo, por
lo tanto no es obligatorio que los fabricantes mencionen los ingredientes en el
paquete. Y explica
también su desorbitado precio, pero ese es otro asunto.
Desde hace años, activistas
de todo el mundo están trabajando para
que se den a conocer qué es lo que llevan exactamente los tampones. Una de ellas es la organización norteamericana Period Equity. “En el caso de productos sin perfume (los
productos con fragancia presentan una serie de problemas adicionales), lo que nos preocupa no son necesariamente productos
químicos agregados, sino
productos químicos utilizados en el procesamiento de los ingredientes
principales, rayón y algodón. El rayón es pulpa de madera blanqueada y las
dioxinas son un subproducto del proceso de blanqueo. Las dioxinas son muy tóxicas, incluso en pequeñas dosis. También
estamos preocupados por los pesticidas, como
el glifosato, que se encuentran en el algodón”, cuenta a PlayGround la activista Laura Strausfeld, fundadora de Period
Equity.
El problema principal
es la falta de estudios sobre qué productos químicos están incluidos en
tampones y compresas. La organización Women's voices for the Earth hizo en
2014 un
análisis de las patentes disponibles que indicaba que una serie
de diferentes productos químicos podrían estar incluidos en los tampones.
“Ninguno de estos
informes ayuda a que tengamos una imagen clara de los productos químicos en
estos productos, pero plantea preguntas y preocupaciones”, cuenta Alexandra
Scranton, directora de ciencia e investigación de Women's voices for the Earth.“Además, hay que añadir que muchos de estos
productos llevan fragancias y sabemos muy poco acerca de los posibles productos
químicos nocivos que pudieran contener”, explica Scranton.
Desde que en 2013 la
misma organización publicara
el informe Chem Fatale, en el que informaba sobre los potenciales
riesgos para la salud de ciertos productos de higiene femenina, la atención mediática hacia este tipo de productos
no ha dejado de aumentar.
Por el momento, y
hasta que los Gobiernos no decidan endurecer las leyes sobre productos de
higiene femenina y reducir sus desorbitados precios, las mujeres que han
participado en este reportaje lo tienen claro: la solución pasa por el uso de productos
diferentes.
Porque en el mercado
existen compresas 100% de algodón ecológico, copas menstruales, productos sin
ningún tipo de perfume añadido o incluso se puede optar por el free beeding o
sangrado libre. Opciones muy válidas
que podrian contribuir a hacer de nuestra menstruación un producto mucho menos
contaminado.
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